martes, 26 de junio de 2007

Gave de Heas

El sábado 23 fuimos a Cauteret, al Pirineo francés, con la intención de hacer el tramo clásico, pero lo encontramos demasiado fuerte y decidimos intentar bajar un tramo recomendado en la guía de los ríos pirenaicos de P. Santal, el Gave de Heas, un afluente derecho del río Gavarnie a la altura de Gedré. El tramo que hicimos puede ser considerado más bien un cañón, de hecho está equipado como tal y gracias a ello pudimos hacer sin muchos problemas este impresionante recorrido. El principal problema de la sección era que apenas pudimos inspeccionar nada desde fuera porque era difícil asomarse a lo alto de las paredes para adivinar algo, de modo que nos aventuramos en el río confiando en poder afrontar todas las dificultades o poder portearlas sin mayores problemas. Otra cuestión a resolver fue el del caudal, no sabíamos si tenía agua suficiente o no. Pero una vez dentro vimos que más o menos llevaba el caudal recomendado en la guía, 2 mcs.
En el cañón nos encontramos con saltos técnicos, alguno facilón y agradecido, rampas zigzagueantes, porteos técnicos y numerosos, altísimas paredes forradas de musgo y salpicadas de flores violetas, rayos de sol que entraban a ratos hasta nosotros, buena temperatura, agua fresca y limpia, en fin, una suerte de elementos que combinados hicieron del descenso una aventurilla estupenda.


Aitor en el primer paso, para empezar no está nada mal el arroyo


Porteando uno de los infranqueables, atados a un pasamanos y colgados de chapas, para saltar de ahí a una poza montados. El material extra que llevamos, -mosquetones, cintas, cuerdas, ocho, arnés...- nos permitió seguir con el descenso tranquilamente.

Silvia en una de las bonitas rampas que abundan en este río.



Buscando nuevas lineas, cuando hay poca agua, a veces, la linea buena es "por fuera".



Fernando Moreno navegando sobre un colchón de agua.
Fuera del cañón se adivina el solazo que hace.

Fernado intentando hacer el buf de su vida...



Silvia volando en uno de los saltos más bonitos del río.



La luz del atardecer nos decía que había que empezar a darse prisa



Rapelando otro de los infranqueables. Que el cañón estuviese equipado nos permitió no demorarnos demasiado y no tener que montar escapes improvisados.


Fernando navegando por un gran sifón sin peligro pero con mucho ambiente

Por fin, tras 7 horas de descenso, salimos a la luz por el último salto. Todavía nos quedaba un paso obstruido por troncos a portear y otro paso más antes de llegar al pantano de Gedré donde teníamos el coche de apoyo. Llegamos cuando ya oscurecía, muy cansados pero satisfechos.
Creemos que embarcamos algo más arriba del tramo reseñado por lo que se alargó mucho el descenso. Además nos encontramos con varios pasos, alguno de ellos muy bonito, obstruido por troncos, viéndonos obligados a porteos a veces largos. Si hubiesemos bajado uno o dos más seguro que hubiesemos salido de noche. Más o menos tardamos unas 8 horas para 2 km de río, y sin detenernos demasiado. Sin duda a nivel personal este río es todo un hallazgo. Recordad si os animais a hacerlo: Entrad temprano, llevaos algo de comer y beber, está equipado como barranco pero también hay que saber utilizar el equipo suplementario que deberíais llevar. Y tened cuidado con el caudal. Aparte de que por encima tiene un embalse que podría soltar agua, no deberíais meteros con mucha agua porque quizá no podáis portear algún paso o parar antes de los infranqueables. Hay muchos sitios en los que es imposible salirse del río. Y aún y todo ¡Merece la pena!
Texto y fotos: Silvia Ocaña
Aitor Arce

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