El pasado Agosto visitamos Noruega por segunda vez. La primera fue hace dos años, y en aquella ocasión remamos bastante, diferentes ríos y el espectacular fiordo Geiranger dejaron en nosotros un recuerdo imborrable. Fue un viaje improvisado desde el principio hasta el final. Fuimos casi de sorpresa y allí anduvimos vagabundeando casi sin rumbo, pero encontrándonos con mil maravillas en todos los rincones, tanto en de los ríos que bajamos como en el resto del recorrido. Quedamos encantados con aquel país, en todos sus aspectos, salvo lo caro que resulta todo, claro.
Aitor en el río Atna
Esta vez hemos vuelto allí a remar ríos que nos resultasen más agradables... cómo decirlo...? más acordes con nuestro nivel y con nuestros gustos. Resumiendo podemos deciros que este viaje nos ha servido para desmitificar un poco Noruega. Desmitificarlo en el sentido de que los ríos están abiertos a cualquiera, de que hay muchos ríos de diferentes niveles y para diferentes palista. Para ello es importante planificar el viaje con antelación y sobre todo tener referencias de las que podamos fiarnos. Nosotros usamos un par de buenas guías, y gracias a ellas nuestro viaje fue para nosotros mejor de lo que esperábamos.
Silvia, río Driva a su paso por el cañón del Graura
Remamos todo lo que quisimos y sin pasarnos de nivel. Hay que tener en cuenta que el grado del que nos hablan no es el que aquí estamos acostumbrados a remar. Un 4º, por ejemplo, en Noruega es como aquí, pero más serio, más largo, más ancho, y casi seguro más voluminoso. Hay que acostumbrarse a remar en un país en el que no conocen la sequía. Pero empezando poco a poco, de menos a más, veremos qué podemos remar y disfrutaremos con ello. Sobre todo y como siempre sentido común. Es, sin lugar a dudas, un país en el que os recomendamos remar. 5 estrellas.
Podreis ver más fotos muy pronto en www.speedkayak.com
Fotos: Silvia Ocaña y Aitor Arce
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