Hace un par de temporadas hice con Lluis Rabaneda un reportaje sobre el río Cabrera para el segundo número de la revista Outdoor (eh, gente de Desnivel, a ver si nos publicáis algo de kayak otra vez) por lo que es conocido por muchos kayakistas que aún no lo hayan catado. En esta ocasión se acercaron de Madrid mis estimados David y Marco y de Lugo el incombustible Carliños (equipazo!!!) para descender el cañón de este río Cabrera, otro recorrido de la provincia de León interesante para palistas de cualquier nivel (salvo raritos) y recomendable a todo aquel que busque paisajes singulares en el río.
Este tramo Clásico (hay otros por encima y por debajo más sencillos) consta de unos 8 kms encañonados en un paisaje espectacular que se resiste al deterioro infringido por las enormes canteras de pizarra a cielo abierto. El cañón tiene muy pocos escapes desde el río pero los pasos son de dificultad media, lo que permite la presencia de gente de diferente nivel (fue mi segundo río nada más pillar un kayak, nadé bastante pero salí reforzado de la experiencia). A mitad del recorrido desemboca por la izquierda el río Silván, lugar por el que se puede abandonar el río con algo de comodidad (media hora cuesta arriba por una pista decentuca).
El acceso al río se hace desde la cantera de pizarras de Odollo, porteando el kayak durante unos 40 minutos (¿qué son 40 minutos comparados con la edad del universo, o de Fraga, por ejemplo?) por la pista minera que llega al cauce; si el terreno está seco o tenemos un 4X4 podemos bajar bastante en coche y el porteo se reduce considerablemente. En esta ocasión y de forma increíble la gente de la cantera (seguramente debido a la arrebatadora belleza de los madrileños) se ofreció a bajarnos, paisanos y kayaks, hasta la misma orilla del río…no, aún no nos lo creemos, pero sucedió…bueno, vamos a hablar de lo que encontraremos en el agua.
Primer pasin: qué sustos dá (en frio)
Nada más entrar al río encontraremos un rápido bastante largo y desnivel mantenido que termina en un estrechamiento “allá abajo”. Este paso es obligado y al primero en pegarlo no se le puede asegurar, pero lo cierto es que a pesar de su apariencia es bastante sencillo y en caso de nadada termina en una tranquilizadora poza.
Desde ahí el río intercala zonas tranquilas con otras en los que abundan los bloques, pasos estrechos y chorreras en los que hay que navegar pausadamente de contra a contra; la mayoría de pasos se hacen a vista y por la vena de agua, aunque en este descenso hemos encontrado algunos árboles nuevos en el río y siempre habrá que estar atentos para ver por dónde sale el agua en cada paso.
Sin demasiadas complicaciones pero con algunos pasos muy bonitos (máxima dificultad III+, muchos III cortos) llegaremos a la intersección con el río Silván (hasta aquí 4 kms; 1 hora aprox), donde de ser necesario se puede abandonar el río.
Segundo estrechamiento: paso bonito y seguro
Si decidimos continuar encontraremos el sector más interesante con pasos más marcados y algo más de continuidad (máx. IV potente; en promedio III). Tras algunos tramos de bloques de mediano tamaño vamos a encontrar tres estrechamientos sucesivos: el primero de ellos se pasa sin dificultad, aunque desde arriba la impresión es que puede haber “algo”; muy poco después veremos que el río gana pendiente y de nuevo hay un estrechamiento al fondo con pared de roca a la derecha(cuidado que es posible “comerse” el paso); podemos parar a la izquierda para ver el paso y montar algo se seguridad si se considera oportuno, ya que se trata de un escalón de apariencia difícil pero que se supera bien por la derecha navegando sobre un colchón de agua o a la izquierda saltando directamente sobre la roca que forma el paso, pero en todo caso llegando a una gran poza de recuperación.
Tras estos dos estrechamientos encontraremos al poco rato el paso más duro del río, el “mítico ENCADENADO del Cabrera”, reconocible por la presencia de un gran bloque en medio del cauce que concentra el agua a su derecha; para inspeccionar y montar la seguridad hay que parar a la izquierda.
Un video de Carliños en el Encadenao...
El paso consta en realidad de dos sectores diferentes pero que se encadenan dando nombre al lugar. Comienza con una fuerte rampa bastante inclinada en la que se concentra todo el caudal y que va a parar a un rulo potente que no retiene pero desestabiliza bastante de cara a afrontar el segundo sector; la clave del paso es que en medio de la rampa hay otro pequeño rulo (que curiosamente crece una vez dentro…) en el que es fácil volcar, hacer el resto de rampa con los morros por la roca y acabar nadando el segundo sector (circunstancia ésta que se puede hacer algo larga). Pero es un paso seguro incluso en caso de nadada (lo sé por una amplia experiencia, sí….) y que técnicamente no supera el IV; incluso es más fácil con un caudal medio...si es un paso un poco mitificado es sólo porque desde arriba el paso acongoja un poco. La putadita es que el porteo es difícil y da casi tanto canguelo como dar el paso, así que ya de perdidos…al río y que haya suerte y criterio.
El segundo sector del Encadenado es un pequeño salto con un drosage a la derecha que no es peligroso pero que tiende a volcar paisanos que ya vienen desequilibrados de “arriba”.
Kilómetro final, para disfrutar hasta el desembarque
Una vez superado el encadenado aún podremos disfrutar de algunos pasos más entre bloques antes de llegar al punto de desembarque en el puente que lleva hacia el pueblo de Silván (puede que no se encuentre a la primera, ver bien el mapa, que estar está).
A estas alturas, salvo los raritos mencionados anteriormente, las sonrisas suelen brillar en las caras de los que hacen este río…y vuelven. Gracias a David, Marco y Carliños por el día.
Texto: Carlos Rodríguez para el Rocroi Team
Fotos: Producciones Bicho
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